EL Penacho de Moctezuma

Es conocido por muchos que es un tocado de plumas del (ya casi extinto) quetzal y otras aves, engarzadas en oro y piedras preciosas como la turquesa. Asimismo muchos saben que se encuentra actualmente exhibido en el Museo de Etnología en Viena, de donde muchos nacionalistas (tanto verdaderos como falsos) exigen que regrese. Pero ha cambiado muchas veces de manos.

La historia de esta obra de arte hecha por los amantecas comienza cuando es recibido por los españoles, liderados por Hernán Cortés; como un regalo de parte del emperador mexica Moctezuma Xocoyotzin. Fue entonces inventariado como parte de los presentes que se le darían al rey Carlos V y la reina. La descripción hecha muestra el tocado como lo tenemos hoy en día: Un pieza grande (Altura de 116 centímetros y 175 de diámetro) de plumajes de colores que se pone en la cabeza y a la redonda sesenta y ocho piezas de oro que miden como media cuarta.

Paso a formar parte de diversas colecciones particulares de nobles y museos, viajo a varios países con sus dueños y desapareció de la vista pública de 1817 a 1878, cuando fue encontrado en una bodega. Dado el abandono y maltrato del que fue objeto, era necesario restaurarlo. La polilla había devorado algunas plumas, se habían perdido algunos de los discos de oro y aflojado las cuerdas del respaldo.

Se sustituyeron entonces las plumas por otras aves distintas a las originales, pues en Europa no existían las aves que habían usado, eran simplemente muy raras o ya estaban extintas (Entre ellos la Piaya, la espátula rosada, el flamenco, el cucú y la llave). Las plumas del Quetzal fueron respetadas pues esta ave se utilizaba con fines de ornato en el viejo mundo. El penacho posee más de 400 plumas de Quetzal. Su centro conserva las plumas azules del Xiuhtototl. Los discos de oro fueron reemplazados por bronce y las cuerdas no pudieron regresar a su anterior forma. La restauración fue dirigida por Zelia Nuttal, del museo Peabody en Harvard.

Durante la segunda guerra mundial fue depositado en la sala dedicada a la cultura de América, ahí ha permanecido siendo admirado como una representación de lo grande que fue la cultura mexica. En 1958 el entonces secretario de hacienda Raúl Noriega mando hacer una reproducción fidedigna, se respeta la técnica plumaria de elaboración y el oro con el que está decorado. Dicha pieza esta exhibida en el museo nacional de historia.

En la actualidad y como dije al principio, el penacho es el eje de miras, discusiones y negociaciones por parte de los gobiernos de Austria y de México, pues se pide su devolución a México. Pero no tanto por los gobernantes, pues ni el presidente mexicano ni el austriaco (quienes en realidad no tienen autoridad sobre los patrimonios culturales) han discutido sobre el asunto. Sin embargo el penacho ha sido parte de una campaña nacionalista en la que se pide la devolución de objetos de las culturas mesoamericanas a sus lugares de origen.

De entre las personas con esta petición sobresale el danzante Ixokonoschtletl Gomora, quien ha encabezado bailes frente al museo vienes para pedir la devolución del tocado pues lo considera un emblema de la cultura mexicana y que como tal debe reposar en suelo nacional.

Tanto la pieza “original” como la reproducción sobresalen por su belleza, y le exhibición austriaca está valuada en 50 millones de dólares, a pesar de su deterioro. Además se pone en duda si el emperador azteca alguna lo porto. Pese a que el destino final de la pieza es incierto, es claro que mientras siga en Austria deslumbrara a los europeos por su majestosa representación del quetzal.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
Copyright Explorando México, Todos los Derechos Reservados.