Peregrinaciones en México

Desde la Edad Media, la peregrinación era un medio para conseguir el perdón de los pecados o para cumplir una penitencia impuesta tras cometer un pecado grave. El profundo sentimiento de devoción impulsaba a los fieles a realizar largos peregrinares hacia los santuarios más famosos. Había pequeñas peregrinaciones locales y regionales en las que los creyentes viajan a iglesias o lugares que habían sido visitados por algún santo. La mayor peregrinación que podía realizar un cristiano durante la Edad Media era a Jerusalén. Esta visita otorgaba al peregrino el perdón de todos sus pecados.

Desde tiempos inmemorables la humanidad se ha expresado a través de la música y la danza, manifestación del sentimiento religioso y cultural de los pueblos. Durante la era prehispánica, los grupos indígenas bailaban para sus dioses al son de tambores. A la llegada de los españoles, los sacerdotes incorporaron el cristianismo a estas celebraciones.

Los danzantes de estas expresiones religiosas, con su distintiva indumentaria y ritmo, se conocen como matachines. Este estilo de danza en Europa era practicada en conquistas por los moros. Al parecer, esta palabra proviene del árabe “muttawajjihen” que significa parados frente a frente y después, en italiano se convirtió a “mattaccino”.

Durante las semanas previas al 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, las calles de casi todas las ciudades de México se cierran para dar paso a caravanas de devotos. El fervor guadalupano genera la serie de fiestas religiosas más importantes en México e impulsa la tradición de las Danzas de Matachines a su máxima expresión, una experiencia mística de profunda fe.

El colorido vestuario proyecta claramente una fusión de símbolos precolombinos y cristianos. Combina una máscara que esconde la identidad del danzante y un penacho incrustado con espejos y listones. También se utilizan sonajas y cascabeles en los tobillos, creando un primitivo ritmo que se mantiene por todos los danzantes durante horas. Esta incesante repetición ayuda a sumergir a los participantes en una especie de hipnotizo que les ayuda a menguar el cansancio.

Durante la Conquista, las deidades prehispánicas fueron sustituidas por una cristiana. Los santuarios mexicanos que reciben peregrinaciones cada año están ubicados en sitios donde sucedió un milagro el cual, casualmente, es el mismo lugar donde se rendía culto a una deidad prehispánica. Ejemplo de esto son los santuarios de La Virgen de Guadalupe que apareció en 1531, el del Cristo Moreno de Chalma que apareció en 1573, el de Otatitlán en 1596 y el de San Juan de los Lagos en 1623.

Sin duda alguna, la peregrinación más espléndida de México es la que se realiza en honor a la Virgen de Guadalupe. Cada 12 de diciembre, día en que se conmemora la aparición de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego, la Basílica de Guadalupe se cimbra con la llegada de millones de peregrinos que viajan durante días desde su lugar de origen a lo largo del país. Es una oportunidad de mostrarle su amor a la Virgen y por lo tanto, no se escatima en la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo para organizar y realizarla. Todos los peregrinos se preparan para asistir uniformados, llevando pancartas, velas y ofrendas. En muchas peregrinaciones también se incluye una banda que va marcando el paso con el retumbar de sus tambores y un carro alegórico donde personas vestidas con atuendos alusivos, representan el momento de la aparición de la Virgen a San Juan Diego.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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