La ciudad más antiguamente habitada en México es la bella Cholula. Importante tolla en Mesoamérica, fue fundada en el año 100 d.C. aproximadamente, y a la llegada de los españoles en el siglo XVI era uno de los principales centros comerciales de la zona. Centro de veneración del dios Quetzalcóatl, los vestigios de la sociedad precolombina que habitó esta gran ciudad muestran refinadas habilidades para producir objetos de cerámica policromada, además de exhibir en sus ruinas una complicada arquitectura que la destacaba de la mayoría de los centros sociales de la época.

Durante los siglos XIV y XV, las guerras entre los más grandes señoríos caracterizaban a la entidad. A la llegada de los españoles, Tenochtitlán controlaba el centro y el sur del estado, mientras que Texcoco controlaba el norte. En su camino hacia la gran Tenochtitlán y aliado con los indios de Huejotzingo, Hernán Cortés llega a Cholula en 1519 y comete una gran masacre

Irónicamente llamada “lugar de huida” (significado en castellano del nombre original de Chollollan), hoy en día cuenta 2,500 años de ocupación humana. Sus primeros pobladores fueron indios de la tribu olmeca – xicalanc, los cuales eran gobernados por dos señores que habitaban la Gran Pirámide (abandonada hacia el periodo 700 – 800 d.C. sin que se conozca su explicación). Hacia el siglo XII, un grupo de indios tolteca – chichimecas invadieron la ciudad y tomaron control de ella, respetando la estructura social existente. El cambio más notable fue en el ámbito espiritual, ya que a partir de entonces se convirtió en sede del culto al dios Quetzalcóatl y su preponderancia religiosa fue reconocida por los demás pueblos.

A pesar de que la historia moderna intenta sepultar el pasado precolombino, en la actualidad décadas de excavaciones han logrado retomar los orígenes de este importante centro ceremonial y comercial, descubriendo una de la edificaciones mesoamericanas más grandes de la época en la Gran Pirámide, la cual consta de siete capas de edificaciones superpuestas, se asume que distintas generaciones de habitantes añadieron a la construcción base.

Ubicada en la zona arqueológica de Puebla a sólo 7 kilómetros de la capital del mismo nombre, se encuentra inmersa en un valle rodeado por volcanes. De clima muy benévolo durante todo el año, la temporada de lluvias es entre los meses de julio y septiembre.

A pesar de que las excavaciones e investigaciones arqueológicas están muy lejos de descubrir la totalidad de la ciudad enterrada, hoy es posible visitar el sitio arqueológico descubierto y recorrer antiquísimos túneles que le llevarán ante maravillosos murales y construcciones prehispánicas.