Extraordinarios Pintores Oaxaqueños, Gutiérrez, Zárate y Tamayo

Oaxaca es uno de esos lugares mágicos; su gente, sus costumbres y su riqueza natural y material es ambiente propicio para el desarrollo del arte. Más que en ningún otro lugar de la República, el Estado es reconocido por la diversidad de propuestas estéticas que ofrece: talla en madera, pintura, escultura, retablos, trabajo con barro negro, y estilos eclécticos, son sólo algunas de las preferencias de los artistas de ese lugar.

Francisco Gutiérrez; De la zaga de artistas oaxaqueños, la de Francisco Gutiérrez, -quien nació en 1906 y muere en 1945- es una de esas propuestas que no llegó a su máximo esplendor, debido al término temprano de su vida, aunque cierto es que su estilo y su potencia se anticipaba desde sus primeras obras. Es por eso que después de su muerte, críticos, curadores y galeristas han tratado de reivindicarse con él, mostrando al público su retrospectiva.

La obra de Gutiérrez recibe influencias visibles del cubismo, y surrealismo, entre otras. Aunque sus temáticas reinciden en el mundo femenino oaxaqueño, su estética gira hacia una combinación del arte griego sobre el que dibuja las figuras de las mujeres del sur de México, cuyo contexto onírico es perceptible.

Luis Zárate; Es de los pintores afortunados que trascienden hacia una formación estética en donde es posible experimentar diversas influencias europeas, y cuya formación se realiza en París en la Escuela Nacional Superior de Artes, y en otras instancias. Tal fortuna procede también de su reconocimiento internacional, que a diferencia de Zárate goza de una mayor oportunidad en los espacios de la estética contemporánea, ya que tiene en su haber decenas de muestras individuales y colectivas.

Luís Zárate nació en Santa Catarina Cuanana en 1951, la temática oaxaqueña no escapa a su necesidad expresiva, en sus pinturas y algunas litografías en las que las mujeres de Juchitán en sus difuminadas líneas delatan su origen del color y fuerza de aquella hermosa tierra.

Rufino Tamayo es uno de los Oaxaqueños más renombrados, nacido en esas tierras en 1899, bajo la exigencia de sus padres fue a la ciudad de México a estudiar “Tenedor de Libros”, aunque desde entonces decidió hacer caso a su pasión e inscribirse en la Academia de San Carlos. Su vida se dividió entre el aprendizaje y un trabajo en el Museo de Arqueología, Lo que combinó para lograr una línea estética que lo definió toda su vida. Aunque su vida académica formal fue corta, le sirvió para elegir finalmente ser autodidacta y explorar las propuestas de otros pintores y estilos.

El contacto con la mexicanidad sin duda influyó para su línea compositiva y el tratamiento de los temas, aunque nunca se abanderó como lo hicieran otros pintores bajo una ideología política, sus ganas de explorar y ser uno en medio de los demás, fue siempre más fuerte y le permitió cierta independencia del nacionalismo acendrado de aquella época. Destacan de su obra los murales del Conservatorio Nacional de Música, de 1933, los de la Biblioteca del Smith College of Northampton en Massachsetts, pinturas como “El cantante” de 1950, y “Mujeres de Tehuantepec” de 1939. Innumerables piezas evocan esa relación directa que tienen los oaxaqueños con su espacio, con la gente, con su medio ambiente. Murió en 1991.

Estos son otros extraordinarios pintores oaxaqueños:
-Francisco Toledo
-
Rodolfo Nieto and Rodolfo Morales

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
Copyright Explorando México, Todos los Derechos Reservados.
Foto: MuseoSoumaya.com.mx (Hombre con Tronco Rufino Tamayo)