El Imperio Azteca

El Imperio Azteca, también conocido como Mexica, estuvo conformado por ciertos grupos étnicos de México central, en especial aquellos que hablaban el idioma Nahuatl y dominaron política y militarmente a una vasta región de Mesoamérica en los siglos XIV, XV y XVI. Tenochtitlán, en el Valle de México, fue la capital de la civilización azteca.

En Nahuatl, el idioma de los Mexicas, Aztecatl significa “alguien que viene de Aztlán”. En 1810, Alexander von Humbolt acuñó el término Azteca aplicable a todas las personas asociadas por comercio, costumbre, religión y lenguaje al Estado Mexica. Este término fue adoptado por todos los historiadores del mundo para diferenciar a los mexicanos actuales de los mexicanos antes de la conquista.

Según el Codice Boturini, en el año 1300 los aztecas fueron la última tribu en arribar a Mesoamérica. Eran un pueblo pobre, atrasado y mal recibido por los habitantes de los señoríos ya establecidos en el Valle de México. Los aztecas vagaron durante años, según cuenta la leyenda, en busca de la señal en donde debían fundar su ciudad. Debían hacerlo donde encontraran a un águila devorando una serpiente sobre un nopal. En el año 1325 encontraron esa señal en el Lago de Texcoco y fundaron su ciudad, México-Tenochtitlán.

Alrededor del año 1430, los aztecas ya habían asimilado la cultura de los pueblos del Valle y se convirtieron en un gran poder militar. Llevaron a cabo una extraordinaria hazaña guerrera, en sólo 70 años construyeron el imperio más grande de Mesoamérica y formaron La Triple Alianza.

Los aztecas destacaron en las diferentes ramas de la ciencia. En especial las innovaciones en arquitectura, como lo prueban los edificios descritos en las crónicas de los españoles y las ruinas que aún podemos apreciar. En el centro de la ciudad estaba el recinto sagrado, formado por templos a cada dios de la cosmología azteca y palacios, entre los que destacaba el Templo Mayor, dedicado a Tláloc, dios de la lluvia y a Huitzilopochtli, dios del Sol.

Su gran avance tecnológico les permitió construir toda la ciudad sobre un lago, con sólo tres calzadas comunicándolo con tierra firme. Construyeron tramos rectangulares y con espacios para permitir el paso de las trajineras y canoas en los canales. Entre los tramos de calzadas se colocaban plataformas de madera que se elevaban para dar paso a las embarcaciones. Al elevarlos, estos puentes también se convertían en una defensa y una barrera protectora.

Las chinampas eran campos que se construían sobre el agua y fueron los mejores terrenos de cultivo, ya que esta tierra perpetuamente húmeda podía producir hasta siete cosechas en un año. Esto les permitió tener su propia producción de alimento, un factor decisivo para el desarrollo de este imperio.

El territorio del Imperio Mexica era un conjunto de dominios de los tres estados que pertenecían a la Triple Alianza: Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlán. Los mexicas no establecían dominio directo en religión ni lengua sobre los pueblos conquistados, sino que los gobernantes de la Triple Alianza imponían un tributo de acuerdo a la especialización económica y geográfica de los dominados. Aunque los pueblos sometidos no tenían independencia política total, seguían gobernados por grupos locales.

El estado azteca era encabezado por el tlatoani, monarca reconocido por su capacidad guerrera y elegido por representantes de los veinte grupos en que se dividía la sociedad azteca. El gobernante era también el supremo sacerdote y estaba al mando del ejército, el gobierno y la religión. Cuando el tlatoni tomaba decisiones cruciales, por ejemplo declarar la guerra, consultaba con sus asesores.

Uno de los principales fundadores del Imperio Azteca fue Moctezuma, quien ascendió al trono en 1440. Él ordenó quemar todos los libros, argumentando que contenían mentiras, y reescribió la historia. Esta nueva versión presentó su cultura como si siempre hubiera sido una nación poderosa y mítica. Él también instituyó las guerras rituales como una forma de mantener siempre a un ejército bien entrenado y creó la necesidad de sacrificios constantes para mantener al sol en movimiento.

La organización social de los mexicas se dividía en veinte calpullis o clanes, cada uno tenía tierra, un templo y un jefe. Cada clan se dividía en nobles, gente común y esclavos. Los esclavos eran prisioneros de guerra o criminales que debían trabajar para sus dueños y frecuentemente se convertían en víctimas de los sacrificios rituales.

Los nobles mostraban orgullosos su parentesco con el gobernante portando joyas en jade y oro en collares, anillos y bezotes, insignias militares de alto rango. La gente común sólo podía usar joyas de arcilla y vestimenta de henequén.

Los gobernantes del imperio tenían excelentes estrategias de conquista, la más notable fue que lograron convencer a muchos señoríos que les convenía más ser súbditos de Tenochtitlán que sufrir una guerra. Otra gran táctica fue analizar al enemigo a través de los reportes que les traían los comerciantes, quienes fungían como espías. También lograron anexar varios pueblos por medio de matrimonios entre las dos noblezas.

La guerra fue una actividad muy importante por el afán de conquista de los mexicas y por motivos religiosos. Los mexicas creían que los dioses se habían sacrificado por los hombres y que el Sol se alimentaba con la sangre de los corazones; por eso celebraban miles de sacrificios humanos en los templos.

En 1521, Hernán Cortés se alió con el eterno rival de los aztecas, la Confederación de Tlaxcala y junto con ellos llegó a Tenochtitlán, donde venció al rey Hueyi Tlatoani Moctezuma II con la masacre del Templo Mayor. Los españoles luego fundaron el asentamiento de la ahora Ciudad de México sobre las ruinas de la antigua capital azteca.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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